Si hay un postre al que pocos se pueden resistir, ese es el helado. Y no me extraña, porque hay sabores para todos los gustos. Sin embargo, normalmente tomamos helados industriales al desconocer cómo hacer helados en casa. En realidad, existen deliciosas recetas de helados caseros muy fáciles y al alcance de cualquiera.
Una vez que conozcáis las recetas de helados caseros, pocos podréis resistiros a tener siempre una tarrina de vuestro sabor favorito en el congelador.
Para hacer helados de frutas, sólo necesitáis la fruta elegida, nata montada y azúcar glasé. Triturad bien la fruta hasta conseguir un puré homogéneo. A continuación, tras montar la nata, mezclad el puré con esta. Recordad usar en este proceso movimientos envolventes y suaves para evitar que la nata se baje. Probad y añadid azúcar al gusto, y mezclad de nuevo. Una vez uniformada la mezcla, cubridla con papel film e introducidla en el congelador durante cuarenta y cinco minutos. Tras este tiempo, sacad el helado del congelador y volved a moverlo. Este paso es importante para romper los típicos cristales que se forman en los helados caseros y conseguir una textura más cremosa. Tras mezclar, volved a introducir en el congelador durante otros cuarenta y cinco minutos, y volved a repetir la operación por segunda vez. Y ya podéis dejarlo en el congelador hasta su consumo.
Si lo que os gusta es el tradicional helado de vainilla, hay un receta muy sencilla que podéis elaborar incluso con los niños. Sólo tenéis que montar 500 ml de nata líquida y, a continuación, mezclar con una lata de 400 gramos de leche condensada que previamente habréis mezclado con una cucharadita de extracto de vainilla. Tras mezclarlo todo bien con movimientos envolventes, introducid en el congelador y ¡listo!
Recordad que debéis de sacar el helado del congelador unos minutos antes de servirlo. Una buena idea es acompañarlo de barquillos o salpicado de crocanti, polvo de galletas, canela o trocitos de chocolate. ¡Nadie podrá resistirse!
Saludos, Mateo
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