Trucos de planchado para inexpertos: cómo enfrentarse a la tarea de la plancha

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Planchar es una tareas más pesadas que hay. Sobre todo si no estamos acostumbrados a hacerlo. Cogemos una prenda, la miramos por delante y por detrás, nos preguntamos si no se estropeará esa tela con el calor de la plancha… Y, finalmente, la volvemos a dejar en el montón de ropa por planchar, a la espera de que la inspiración planchadora nos encuentre otro día.

 

Si os habéis identificado con esta historia, hoy os traigo unos trucos para saber qué hacer. No sólo venceréis la pereza de poneros a planchar, sino que además la tarea será un éxito.

 

Pequeños trucos para planchar que os resultarán muy útiles

 

En primer lugar, y antes de empezar, debemos clasificar las prendas según su temperatura adecuada de planchado. Para ello, consultaremos sus etiquetas. Encontraremos un símbolo con una plancha y de uno a tres puntos en su interior. Estos puntos nos dan pistas sobre la temperatura a la que debemos de planchar.

  • Si hay un punto, a baja temperatura. Este suele ser el caso de las prendas de seda, nylon y fibras acrílicas
  • Si hay dos, a temperatura media, suele ser el indicador para las prendas de lana
  • Si hay tres, a alta temperatura. Nos encontraremos este caso con algodón y lino, sobre todo.
  • En casos en los que la prenda no se deba planchar, veremos el símbolo de la plancha con un aspa sobre ella.

 

Es muy buena idea clasificar la ropa en base a esta guía y antes de ponernos manos a la obra. De este modo, empezaremos con las prendas del montón de baja temperatura, para acabar con las que requieren que la plancha esté bien caliente. Así, ahorraremos tiempo y luz, pues no tendremos que esperar a que la plancha se enfríe.

 

Además, una hábito muy útil es comenzar con las prendas más sencillas, como paños, toallas, pañuelos y pantalones vaqueros. Este truco tan básico hará que, en pocos minutos, nuestra montaña de ropa para planchar será bastante más pequeña, y dará menos miedo.

 

Por último, propiciad un entorno apetecible que os evada de la tarea. Una agradable charla mientras planchamos, una entretenida conversación telefónica o, incluso, nuestra música favorita harán más amena esta labor.

 

¡Atreveos! Antes de que os deis cuenta ¡habréis acabado!

 

Saludos, Mateo

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