Toallas limpias y esponjosas, ¡es más fácil de lo que crees!

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Pocas cosas hay más placenteras que darse una relajante ducha, y, al salir, sentirse arropado por una toalla limpia. Pero esta experiencia se puede convertir en algo áspera si la toalla no es suave y esponjosa. Hoy os traigo unos consejitos que harán que vuestras toallas tengan ese agradable tacto durante más tiempo:

  • Como siempre: lee bien las etiquetas. Es más, léelas antes de comprar las toallas. Muchas veces las toallas en tienda lucen preciosas, pero luego descubrimos lo poco funcionales que son por sus tejidos o sus condiciones de lavado. Elige toallas con un buen rizo, lo agradecerás a la hora de usarlas.
  • Sabemos que estarás deseando estrenar esas preciosas toallas tras haberlas adquirido, pero tendrás que ser paciente, ya que lo ideal es someter la toalla a tres lavados antes de su primer uso.
  • Al lavar las toallas, sepáralas siempre por colores, y no las mezcles con otra ropa, para evitar el desgaste que les produciría el roce con cremalleras, botones y corchetes. No llenes el tambor de la lavadora, pues lo ideal es que el agua pueda circular bien entre los pliegues de la toalla durante el lavado.
  • Utiliza un programa de lavado con agua fría y una cápsula de jabón y San.
  • Si tu lavadora tiene secadora, lo ideal es que la uses para las toallas. Y es que es importantísimo en una toalla el hecho de que se seque bien. Esto es más complicado que en otras prendas debido a su esponjosidad y a su textura de rizo.  Con la secadora te aseguras que quede bien seca antes de su guardado. Un truco extra es meter una pelota de tenis sin usar junto a las toallas y utilizar un programa a baja temperatura, conseguirás mayor suavidad en la toalla.
  • En caso de que no tengas secadora (o prefieras no usarla), saca las tollas de la lavadora inmediatamente tras acabar el lavado, para que no cojan olor a humedad.
  • Si la toalla tiene un diseño bordado, usa el programa más suave de la lavadora para evitar su deterioro y evita el suavizante.
  • Antes de tenderlas, sacúdelas bien para estirarlas. A continuación, tiéndelas intentando que estén lo más aireadas posibles y evitando que les de el sol de pleno para que no pierdan el color. Préstales atención y retirarlas del tendedero en cuanto estén secas, para que no se acartonen.
  • A la hora de planchar las toallas, no uses vapor. Arruinaríamos el trabajo que hemos realizado celosamente hasta conseguir que las toallas estén totalmente secas. Las toallas, cuando se guardan húmedas, pueden dar lugar a la aparición de malos olores, que nada tienen que ver con la sensación de frescor y limpieza que pretendemos conseguir.
  • Una vez que vayas a lavarlas, y si no vas a hacerlo inmediatamente tras su uso, espera a que estén totalmente secas antes de echarlas al cesto de la ropa sucia. Cambia las toallas de 1 a 2 veces por semana para asegurarte de que estarán libres de gérmenes.

 

¡Así de fácil! Una vez más, la forma de conseguir que tus toallas sean de anuncio es prestarles un poco de atención y tratarlas con cariño. ¿Conocéis algún truco que se nos haya pasado por alto?

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