Recuerdos: si sonríes al leerlo, es porque lo has vivido

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Todo vuelve, y parece que los ochenta y los noventa vuelven a estar de moda: de nuevo volvemos a teñirnos el pelo de colores, a usar chupas de cuero con tachuelas y prendas con hombreras. Y, si nos paramos a pensar, hay cosas que nunca cambian y que ya formaban parte de nuestros recuerdos ¿verdad?

Por ejemplo, ¿recordáis los walkman? Si teníamos uno con “auto reverse” era lo más, ya que normalmente había que darle la vuelta a la cinta de casette con la mano. Y, hablando de cintas, posiblemente los más jóvenes no sepan qué relación hay entre ellas y los bolígrafos clásicos. ¿Es vuestro caso?.

Aunque muchos asocian esta época con la música, estos años tenían mucho más. Seguro que en nuestros recuerdos tenemos esas tardes en las que los niños jugaban en la calle y en los parques a la pelota, al elástico, la comba, la peonza, canicas, cromos e incluso a las chapas. Los días de Reyes desplegaban su botín en las aceras, mostrándoselos a sus amigos. Y con 25 pesetas se sentían los dueños del puesto de chucherías.

Eso sí, todo ello ocurría a partir de las 6 de la tarde, pues la merienda era impensable sin niños sentados en la tele a ver los dibujos animados del momento. ¿Recordáis esa época en la que sólo había programación infantil a primera hora de la mañana y a la hora de la merienda?.

Los ordenadores eran cosa de mayores y, con suerte, en los hogares había una antena parabólica que multiplicaba los canales y permitía ver la televisión de otros países. No había teléfonos móviles al alcance de cualquiera y aun así se quedaba y se encontraba a los amigos. Y los mapas de carreteras eran los mejores (y únicos) navegadores, aunque parezca mentira.

Sin embargo, hay cosas que nunca cambian. Y es que, en mis recuerdos, está el de ver el paquete de Puntomatic en casa mientras rebobinaba las cintas de un modo… ecológico.

Saludos, Mateo

 

Imagen: Pinterest

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