No hay manera: no sé cómo me las apaño, que siempre me acaba pillando el toro y nunca consigo llegar puntual a una cita. Las excusas no valen, y ya va siendo hora de que empiece a tomar medidas para solucionar este defecto tan traicionero y que la puntualidad sea una de mis virtudes. De echo, ¡ya voy tarde!
En realidad, la organización y la puntualidad son dos cosas que van de la mano, por lo que si sois organizados, lo más probable es que sí lleguéis puntuales a vuestras citas. En mi caso, voy a empezar a poner en práctica estos trucos:
- Usar una agenda para organizarme mejor. Y, además, gestionar y planificar mi tiempo de un modo realista. No planificar cosas por debajo del tiempo que me ocupan, porque eso sólo conseguirá que lleve un retraso difícil de solucionar en el resto de tareas.
- Dejar la noche anterior todo preparado: la ropa a utilizar a la mañana siguiente, el bolso o la maleta listos… y en general, cualquier cosa que normalmente se realiza a primera hora de la mañana.
- Colocar las llaves, el teléfono móvil y todas los objetos de los que no solemos separarnos en un sitio localizado, que esté bien a la vista. Así no perderé tiempo buscándolos por casa.
- Adelantar la hora en los relojes de casa. Y olvidarme de que están adelantados, claro.
Además, hay un consejo a modo de moraleja para los que sois, como yo, impuntuales (hasta hoy): y es que, cuando sepáis en qué perdéis tiempo, haced las cosas diferentes. Es decir, si vuestro problema es quedaros viendo la tele, no la encendáis justo antes de iros a vuestra cita. Si vuestro problema es no saber qué poneros, planeadlo desde la noche anterior. El secreto es modificar todas y cada una de las rutinas que os retrasan para poco a poco ir ganando tiempo.
Saludos, Mateo
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