Uno de los peores dramas de mis historia como amo de casa fue el día que descubrí que mi lavadora había decidido que mi ropa iba a tener un aspecto rosáceo. Desde entonces soy especialmente cuidadoso en separar las prendas de color a la hora de hacer la colada.
Os voy a contar lo que hago, porque además es bien sencillo, y todos lo hemos escuchado alguna vez pero quizá no sabemos llevarlo bien a la práctica: hay que hacer tres montones de ropa sucia:
– Uno, de ropa blanca: realmente aquí se incluye no sólo el blanco (en todas sus gamas de crudo, marfil, roto), sino también los tonos pasteles (grises, amarillos, rosa pálido, celeste…). Podéis usar temperaturas elevadas si lo necesitáis (hasta 50 o 60ºC).
– Otro, de colores oscuros: incluid los tonos oscuros sin piedad: negros, marrones, azul marino, burdeos… Muy importante: lavad este grupo en agua fría (hasta 30ªC).
– Medios: aquí meted toda esa ropa que no os encaja en los otros dos montones, por tratarse de tonos intermedios entre ambos extremos. En este caso podéis poner la lavadora hasta los 40ºC.
Eso sí, apartad las prendas nuevas de colores medios y oscuros porque suelen desteñir en los primeros lavados. Es mejor que al principio las lavéis a mano para evitar desagradables sorpresas. Las prendas delicadas, igualmente, es mejor separarlas y lavarlas a mano si vuestra lavadora no tiene un programa especial para las mismas, pues evitaréis muchos desgarrones y agujeritos que echen a perder la prenda.
En el caso de la ropa con dibujos y estampados, debéis poner esas prendas del revés y lavarlas en el montón de ropa que mejor encaje por el conjunto de sus colores, siempre en agua fría (30ºC). Y si son nuevas, hacedle los tres primeros lavados a mano por si los estampados de colores destiñen.
Ya sabéis que me encanta aprender de vosotros, así que si tenéis algún consejo más ¡espero que me lo dejéis en un comentario!.
Fuente imagen: Pinterest.