No sé vosotros, pero a mi personalmente me da una pereza tremenda pelar la fruta. Y es que, por más empeño y buenas intenciones que pongo, a menudo el resultado es de desastre y de batalla campal. Por eso, me vienen genial los consejos para pelar la fruta de manera sencilla.
Fresas y cerezas, el truco de la caña
Si os gustan las fresas, este truco os encantará. Introducid una cañita de refresco por la punta de la fresa, en dirección al tallo, y empujad. Saldrá el tallo sin perder prácticamente nada de la fresa.
Las cerezas y picotas son deliciosas, pero a veces rehusamos de dárselas a los niños por miedo a que se atraganten con la semilla interior. Para dejarlas limpias, podéis aplicar el truco de la cañita. Sólo tenéis que introducir la cañita por uno de los extremos hasta tocar el hueso. A continuación, extraed la cañita e introducidla por el lado opuesto. Una vez que hayáis tocado el hueso, tirad con fuerza para atravesar la cereza. La cañita (y el hueso) saldrá por el primer orificio que habéis hecho.
Pelar la fruta de manera sencilla…y los plátanos, del revés
Todos tendemos a pelar los plátanos tirando del tallo superior, en el que queda enganchado el racimo. Sin embargo, a veces el tallo es muy flexible y se nos resiste. Para pelar los plátanos sin esfuerzo, dadle la vuelta y pellizcad la base. Veréis que se abre a la primera y sin esfuerzo.
Kiwi, aguacate y granada, la cuchara es vuestra amiga
Para pelar kiwis de manera sencilla, cortad los extremos e introducid una cuchara entre el kiwi y la piel, por uno de los lados. Id moviendo la cuchara, rodeando el kiwi y cuidando de que siempre quede entre el fruto y la piel (veréis que es bastante fácil).
Para el aguacate, haced un corte en la mitad del mismo y girad ambas mitades para despegarlas del hueso. A continuación, usad el truco de la cuchara para pelar cada mitad.
Por último, la granada también basa su truco en la cuchara. Sólo tenéis que partirla en dos mitades y dar golpes secos pero firmes a la parte de la cáscara. Los granos se desprenderán de su cáscara.
Saludos, Mateo
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