Una de las cosas en las que intento progresar en mi día a día es hablar con propiedad, es decir, tener pleno dominio de lo que digo, hacer mías las palabras. Por ello, he buscado el origen y significado de algunas expresiones populares que tanto amenizan nuestras conversaciones. Si también os gustan los refranes, creo que estas líneas son idóneas para vosotros.
Los orígenes de dos expresiones populares
Una expresión muy usada es “Quien fue a Sevilla, perdió su silla”. Esta viene a decir algo así como: “Sé más astuto en tus decisiones… tu oportunidad ahora es mía”.
Algo parecido le pasó al arzobispo Alfonso de Fonseda en el siglo XV. Por hacer un favor a su sobrino, se quedó sin su puesto en el arzobispado de Sevilla. Esta anécdota dio origen a la popular expresión a la que recurrimos habitualmente.
Alfonso se marchó al arzobispado de Santiago de Compostela en sustitución de su sobrino. El joven le pidió el favor a su tío porque lo creía capaz de apaciguar el ambiente tenso en la ciudad. Mientras Alfonso trabajaba para lograr su objetivo, su sobrino se había acomodando en la capital hispalense y no quería dejar su puesto. Fonseda tuvo que solicitar al papa que el rey Enrique IV interviniese para solucionar la situación.
Hay otras expresiones populares, cuyo nacimiento puede resultar curioso. Seguro que no os imagináis el origen de “Zapatero, a tus zapatos”. Un dicho con mucha historia.
Se conoce que Apeles, un pintor griego del siglo IV a.C., pidió ayuda a un zapatero para mejorar el dibujo de un zapato. Sin embargo, este se tomó muy en serio su papel de consejero y comenzó a opinar más allá de sus conocimientos de zapatero. Así que el pintor, para hacerle callar, le espetó el conocido refrán.
Saludos, Mateo