El dolor de espalda es uno de los males hoy día. No es de extrañar: el estrés y el ritmo de vida que llevamos son malos consejeros para nuestra columna vertebral, y raro es quien no ha sufrido alguna vez de un dolor de espalda y/o de cuello.
En realidad, hay una serie de rutinas que pueden ayudarnos a evitar que nos duela la espalda. Seguro que ya las conocéis y os las habrán recitado varias veces. Pero ¿qué pasa si ya tenemos la espalda dolorida? A menudo, nos guiamos por la intuición, por las creencias o por las opiniones de todos los vecinos de la escalera, generalmente con pésimos resultados y bastante confusión.
En realidad, ante el dolor de espalda tenemos que evitar:
- El sedentarismo: salvo cuando el dolor esté en su peor momento y, literalmente, no os podáis mover, en cuyo caso debéis reposar hasta que notéis mejoría. La regla es media hora de paseo por cada 3 horas de asiento.
- Coger peso: cargar objetos pesados es el gran enemigo de nuestra espalda, sobre todo si lo hacemos de forma incorrecta. Aunque es complicado no coger nada de peso, intentad hacedlo de forma correcta, flexionando las rodillas para recoger el peso del suelo.
- El estrés: La tensión producida por el mismo se acumula en la zona muscular de la espalda, provocando contracturas y lesiones.
- El sobrepeso: Cuánto más peso tenga que mantener la columna, más sufrirá esta. Lógico, ¿no?
- Los tacones altos: Estar en constante equilibrio sobre los dedos de los pies no ayuda tampoco a aliviar los dolores de espalda. Lo ideal es usar un calzado con una ligera elevación sobre el talón, pero eso: ligera.
- Las noches en vela: Descansar adecuadamente es fundamental en el cuidado de la espalda: no sólo por la calidad del colchón, sino también en las horas de sueño, de 6 a 8. Calidad en su cantidad adecuada.
Saludos, Mateo
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