No hay película de miedo que se precie sin su característica puerta con bisagras que suenan con un chirriante ruido. Y claro, con semejante comparación, no es agradable tener una de esas puertas dignas de cine de terror en nuestros hogares. Además de escandalosas, tienen el don de sonar más aún en esos momentos en los que queremos ser sigilosos. Arreglar bisagras es fácil, así que ¿por qué no ponerles remedio?.
Casi todos conoceréis el remedio clásico para estas bisagras. Engrasarlas bien, mover la puerta varias veces para facilitar que el aceite llegue a todos los huecos de la bisagra y ¡listo!. Pero ¿y si esto no funciona?.
Efectivamente, puede ocurrir que el motivo del crujido de la bisagra no sea cuestión de engrase. En estos casos, no hay que resignarse, pues a menudo el remedio sigue estando en nuestra mano.
Y es que es probable que el ruido que provoca la bisagra se deba a que hay suciedad, polvo o pintura en su interior.
Arreglar bisagras en pocos pasos es muy fácil.
Sólo deberéis extraer el perno (el eje que une las dos partes de la bisagra) y frotarlo con una esponja de aluminio o, si lo preferís, con jabón. Con la esponja de aluminio conseguiréis eliminar los pequeños residuos y restos de pintura que haya adheridos. Con el jabón lograréis que el perno se deslice mejor en su sitio. Podéis aplicar los dos remedios y aseguraros el buen resultado.
Una vez bien limpio el perno, no olvidéis limpiar también el interior de la bisagra antes de introducir el mismo en su hueco. Podéis ayudaros de un lápiz (que quepa en la cavidad) envuelto con papel de lija. Introducid el lápiz con la lija y frotadla por el interior de la bisagra. De este modo, conseguiréis que el hueco quede un poco más holgado y se evitarán muchos molestos ruidos.
Tras esto, sólo tenéis que colocar de nuevo el perno en su sitio. Luego, abrid y cerrad varias veces la puerta para aseguraros de que el perno encaje bien. Por último, comprobar si hay alguna bisagra más que suene para realizarle la misma operación.
Saludos, Mateo
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