Seguro que en más de una ocasión os habéis liado la manta a la cabeza y os habéis propuesto impresionar a vuestros amigos con un delicioso menú. Y, cuando estáis en faena, os dais cuenta de que hay un error tonto que no habíais previsto y que puede chafar vuestras expectativas. Para esos casos hoy os traigo “truquillos” de cocina, al alcance de cualquiera y que pueden solucionaros más de un engorro.
Por ejemplo, la coliflor. Cocinar coliflor son palabras mayores por el molesto olor que desprende. Por muy deliciosa que os haya salido la coliflor, echaréis para atrás a vuestros invitados si perciben este característico y desagradable olor. Evítadlo añadiendo al agua de cocción un chorrito de vinagre.
Otro molesto y pegajoso olor es el de los ajos, un olor que es complicado de eliminar totalmente de las manos. Para evitarlo, pelad los ajos introduciendo varios dientes en un tarro de cristal cerrado, y agitadlo con fuerza. Veréis cómo las pieles del ajo se separan. Por cierto, otro truco relacionado con el ajo es quitarle el germen del centro para evitar que se repita.
A todo el mundo le gustan los empanados. Eso sí, siempre y cuando no se os arruine el rebozado al introducir en la sartén o freidora la pieza. Para ello, dejad reposar el empanado 30 minutos antes de freírlo. De este modo, el empanado se queda bien fijado y saldrá perfecto.
Por último, una de fruta: los plátanos son deliciosos, pero cuando llevan varios días en casa adquieren un color marrón un poco antiestético. Para que esto no pase hay que envolverlos en papel de periódico hasta el día que los vayáis a consumir.
¿Os animáis a contarme vuestros secretos de cocina?
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